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Si desarrollas tu actividad profesional desde tu vivienda, es fundamental conocer qué parte de tu hogar puedes desgravar y qué gastos son deducibles. Te explicamos paso a paso cómo aprovechar estas ventajas fiscales y evitar errores comunes en la campaña de la renta.
Trabajar desde casa ofrece muchas ventajas, pero también plantea preguntas frecuentes, especialmente cuando llega la campaña de la renta. Si eres autónomo y desempeñas tu actividad en tu domicilio, es clave saber qué gastos puedes deducirte y cómo hacerlo correctamente para aprovechar al máximo las ventajas fiscales.
Para aplicar deducciones sobre tu vivienda habitual, es fundamental comunicar a Hacienda el espacio que utilizas para tu trabajo. Esto se declara al darte de alta como autónomo mediante los modelos 036 o 037. La Agencia Tributaria permite desgravar gastos proporcionales a esa superficie destinada a la actividad profesional. Por ejemplo, si empleas un 20 % de tu hogar como oficina, solo ese porcentaje podrá aplicarse para deducciones.
Uno de los beneficios más importantes es la posibilidad de deducir parte de los gastos de suministros como luz, agua, gas, internet o teléfono. Desde 2018, la normativa permite deducir el 30 % de esos gastos, aplicado al porcentaje de la vivienda que usas para trabajar. Si usas un 20 % del domicilio para la actividad, podrás deducir el 30 % de ese 20 % en tus facturas.
Si vives en alquiler y trabajas desde casa, es posible deducir la parte proporcional del alquiler que corresponde al espacio utilizado para la actividad profesional, siempre que el contrato esté a tu nombre y se refleje en tu alta de autónomo. Además, otros gastos como el IBI, tasas municipales, seguros o intereses hipotecarios también pueden deducirse en el mismo porcentaje. Reformas destinadas a mejorar el área de trabajo pueden considerarse inversiones amortizables.
Equipos y materiales que compres para tu negocio —ordenadores, impresoras, mobiliario o software— son deducibles si se usan exclusivamente para el trabajo. Es imprescindible contar con facturas a nombre del autónomo y justificar que están vinculados a la actividad. También se recomienda tener una cuenta bancaria separada para los gastos profesionales, lo que facilita el control contable.
Algunos de los fallos más habituales son no comunicar a Hacienda el uso de la vivienda antes de aplicar las deducciones, presentar tickets en vez de facturas o deducir gastos mixtos sin justificar su relación con la actividad. La mejor manera de evitar problemas es mantener una contabilidad ordenada y contar con asesoramiento profesional.
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